El acento prosódico es aquel que nos permite identificar sobre qué sílaba recae el acento tónico en una palabra.
No todas las sílabas de una palabra se pronuncian con igual fuerza o intensidad, sino que una de ellas tiende a predominar sobre las demás que la acompañan.
A esta diferencia en la pronunciación de una sílaba en relación con el resto de las que integran la palabra se conoce como acento.
El acento es una propiedad prosódica, pues es un rasgo sonoro que afecta unidades lingüísticas superiores al fonema, de allí que también se le conozca como acento prosódico.
La sílaba sobre la que recae el acento prosódico se denomina sílaba tónica o acentuada, y la que carece de él se llama átona o inacentuada. A continuación, se dan varios ejemplos donde la sílaba tónica de la palabra es destacada con negritas:
- Casa
- Insípido
- Busqué
- Pensar
Para marcar el acento prosódico, el sistema ortográfico del español cuenta con un signo diacrítico conocido como tilde o acento gráfico u ortográfico (´), que se rige por un conjunto de reglas de acentuación gráfica en función de las cuales el acento prosódico de una palabra puede o no ser indicado gráficamente, como en los siguientes ejemplos:
- Involucrar
- Indagué
- Espero
- Implícito
El acento prosódico es útil porque nos permite diferenciar palabras que solo varían en su acentuación, pero significan cosas distintas o son tiempos diferentes de un mismo verbo, como, por ejemplo:
- Válido
- Valido
- Validó
- Solícito
- Solicito
- Solicitó
Dependiendo la sílaba en que se encuentre el acento prosódico, las palabras pueden clasificarse en agudas u oxítonas; llanas, graves o paroxítonas; esdrújulas o proparoxítonas, y sobreesdrújulas o superproparoxítonas.
Las agudas u oxítonas tienen la sílaba tónica en la última sílaba de la palabra:
- Hacer
- Comité
- Rezar
- Pensé
Las graves, llanas o paroxítonas tienen la sílaba tónica en la penúltima sílaba de la palabra:
- Casa
- Revólver
- Amigo
- Mármol
Las esdrújulas o proparoxítonas tienen la sílaba tónica en la antepenúltima sílaba de la palabra:
- Solícito
- Geógrafo
- Técnico
- Clásico
Las sobreesdrújulas o superproparoxítonas tienen la sílaba tónica en cualquier sílaba que preceda a la antepenúltima:
- Mínimamente
- Anatómicamente
- Ábremelo
- Apréndetelo
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.