🇨🇮 Idioma de Costa de Marfil ▷ Idiomas oficiales de los marfileños


los República de la Costa de Marfil son un país de África, sus capitales son Yamusukro (política) y Abiyan (económico). Cuenta con una población de 24 millones de habitantes (54º) incluyendo una extensión de 322.463 km2 (68º). Su índice de desarrollo humano es bajo (170º) y su moneda oficial es el franco CFA de África Occidental. ¿Y qué idioma habla en Costa de Marfil?
¿Qué idioma hablan en Costa de Marfil?
Costa de Marfil tiene un idioma oficialél ingles.
Sin embargo, en el país conviven unas 84 lenguas mas (75 de ellas indígenas), siendo el más común el yula (o diula), usado generalmente en el comercio y, también, por la población musulmana. Hablado por 1,5 millones de habitantes de forma nativa y 7 millones como segunda lengua (8,5 millones en total).
Otros idiomas comunes sonido: en el sureste el baulé (3,5 millones), anyi (1 millón), attié (0,6 millones); en eso Sur oeste el beté (0,5 millones), nosotros (0,5 millones), dida (0,2 millones); en eso noroeste el dan (1,3 millones), guro (0,5 millones); en eso norte el senari (0,9 millones); en eso Noreste el kulango (0,1 millones), lobi (0,3 millones).

El as lengua inmigrante más habladas son el soninké (143.000), bisa (63.000) y karaboro oriental (5.610).
El idioma inglés
El ingles (Francés) es hablado por el 70% de la población, herencia de la era colonial francesa. Es la lengua enseñada en las escuelas, y sirve de en todo el país, hecho que provocó que la Costa de Marfil sea uno de los países de habla francesa con mayor porche de francoparlantes. En Abiyan, la capital económica, la gran mayoría de la población habla inglés.
Compara que idiomas se hablan en Costa de Marfil. 🇨🇮

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.

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