Las oraciones simples son aquellas que contienen un único verbo o perífrasis verbal y, por lo tanto, un único predicado.
Una oración como Juan cena pollo con patatas es simple porque solo tiene un verbo (cena) y un predicado (cena pollo con patatas), siendo que el verbo es siempre el núcleo del predicado.
Básicamente, una oración simple tiene una única estructura oracional, mientras que las compuestas y complejas pueden tener más de una. Es decir, es como si juntáramos varias oraciones en una.
Ejemplos de oraciones simples:
- Ayer vi a tu hermano por la calle.
- Le he entregado un paquete a Luis.
- Juana está muy cansada.
- ¿Tienes una carta para mi hermano?
- Ese barbero afeita muy bien.
- ¿Os gustan las películas de terror?
- ¡Ven aquí ahora mismo!
- Ese coche es demasiado caro para mí.
- Alberto y Julia se comprometieron en la playa.
- La princesa besó a la rana.
- ¿Fue mucha gente a la fiesta del sábado?
- El obrero perfora el suelo con un martillo neumático.
- Las ovejas pastaron toda la mañana.
- Los músicos se repartieron las ganancias del concierto.
- Esta semana hemos paseado al perro muchas veces.
- Hoy mi padre no ha ido al médico.
- El partido de fútbol empieza un poco más tarde de lo habitual.
- ¡Me han llamado para un nuevo trabajo!
- Las golondrinas construyen nidos con barro.
- El árbol se ha caído por el viento.
- ¿Escribes poesía?
- Ayúdame con el nuevo programa informático.
- Nunca me han operado de apendicitis.
- La calle está llena de barro.
- Ese periodista analiza muy bien la actualidad política.
- La marea se llevó la barca.
- El acusado fue llevado ante el juez.
- Yo antes solía hacer deporte.
- El padre de Margarita es cirujano plástico.
- Esos libros son muy interesantes.
- La librería de la Plaza Mayor cerró el verano pasado.
- Alfonso sigue trabajando en la misma empresa.
- Ya han llegado los resultados de los análisis.
- Mi ordenador está estropeado.
- El agua de ese manantial sale muy fría.
- ¡Este cuchillo ya no corta nada!
- La rana del estanque croa muy alto.
- Los músicos estuvieron ensayando toda la tarde.
- Compró dos camisas por el precio de una.
- Tu teléfono es más potente que el de Jorge.
- La puerta de madera da al callejón trasero.
- Le vendieron un cupón premiado el otro día.
- Nuestro gato come con mucha ansia.
- La impresora de casa no tiene tienta azul.
- El motor de este coche tiene más de doscientos caballos.
- ¿Te han entregado la compra de ayer?
- Fui informado de las nuevas condiciones del contrato.
- Hay una araña enorme en la bañera.
- La estantería del salón aguanta mucho peso.
- El tren llegará después de las nueve.
Tipos de las oraciones simples
En las oraciones tenemos una relación entre un sujeto y un predicado. La forma en que se presenta esta relación puede dar lugar a distintos tipos de oraciones. Una de las clasificaciones más comunes para las oraciones es la que se basa en los componentes del predicado
Veamos a continuación los distintos tipos de oraciones simples con predicados de distinta naturaleza.
Oraciones activas
En las oraciones activas, el sujeto realiza la acción:
- Roberto conduce el camión.
- El bombero apagó el fuego.
- La mujer llamó a su amiga.
Oraciones pasivas
En las oraciones pasivas, el sujeto no realiza la acción:
- La lavadora fue reparada por el técnico.
- La cebra es perseguida por la leona.
- Estos puentes fueron construidos por los romanos.
Oraciones transitivas
Las oraciones transitivas tienen un objeto directo (complemento directo). Consiste en un nombre o grupo de nombres que recibe directamente la acción del verbo. Puede cambiarse por los pronombres lo, la, los y las:
- Mario ha desayunado tostadas con mantequilla (Mario las ha desayunado).
- No envió los paquetes (No los envió).
- ¿Quién ha construido la casa del árbol? (¿Quién la ha construido?).
Oraciones intransitivas
Las oraciones intransitivas no tienen un objeto directo (complemento directo). Podemos decir que estas oraciones tienen sentido solo con el sujeto y el verbo, siendo prescindible lo demás.
- Lucía duerme en la cuna (Lucía duerme).
- El perro nada cerca de la orilla (El perro nada).
- ¡No estornudes cerca de la gente! (¡No estornudes!).
Oraciones copulativas (atributivas)
Las oraciones copulativas tienen un atributo. Se trata de una construcción que comienza con los verbos ser, estar y parecer. El atributo puede cambiarse por el pronombre lo:
- El primo de Juan es piloto (El primo de Juan lo es).
- Los alumnos están muy cansados (Los alumnos lo están).
- La actriz parece muy feliz (La actriz lo parece).
Oraciones reflexivas
En las oraciones reflexivas, el sujeto hace y recibe la acción:
- María se ducha con agua fría.
- El niño se viste para ir a la escuela.
- Me seco el pelo con una toalla.
Oraciones recíprocas
En las oraciones recíprocas, en el sujeto encontramos más de una entidad. Los componentes del sujeto hacen y reciben la acción mutuamente:
- Los novios se besan en el parque.
- Juan y Marta se llaman todos los días.
- Los presidentes se saludan según llegan.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.